Cuando hablamos de tenencia y posesión de bienes inmuebles, es común confundir ambos términos, ya que ambos implican algún tipo de relación con una propiedad. Sin embargo, en el ámbito legal, estos conceptos tienen significados y derechos muy distintos. Conocer las diferencias entre tenencia y posesión es clave al momento de adquirir una propiedad o resolver disputas inmobiliarias.
La tenencia se refiere al hecho de tener físicamente un bien, pero sin los derechos legales plenos que otorga la propiedad. En otras palabras, una persona puede estar en posesión de una propiedad sin ser su dueño legítimo. Por ejemplo, un arrendatario que alquila un apartamento tiene tenencia sobre el mismo, ya que reside allí y lo utiliza de acuerdo con el contrato de arrendamiento, pero no es el propietario del inmueble. La tenencia está condicionada por un acuerdo entre el arrendatario y el propietario, lo que significa que el derecho a habitar o usar el bien está limitado por dicho contrato.
Uno de los aspectos clave de la tenencia es que no otorga derechos de propiedad. El arrendatario, por ejemplo, no puede vender, hipotecar o transferir el inmueble. Tampoco tiene control sobre la propiedad a largo plazo, ya que su relación con el bien depende del acuerdo con el propietario.
La posesión, en términos legales, implica tener control físico y de hecho sobre un bien inmueble. Es un concepto más amplio que la tenencia, ya que la posesión no solo se refiere al uso del bien, sino también a la intención de tener derechos sobre él. A diferencia de la tenencia, la posesión puede derivar en la adquisición de la propiedad bajo ciertas circunstancias, como en el caso de la prescripción adquisitiva o usucapión, donde alguien que ha poseído un bien durante un tiempo prolongado, sin que el propietario reclame su derecho, puede convertirse legalmente en el dueño.
La posesión otorga a quien la ejerce el control sobre el bien, con independencia de la existencia o no de un título formal de propiedad. Esto quiere decir que una persona puede poseer un inmueble sin ser el propietario registrado, aunque en algunos casos la posesión puede llevar a la obtención de la propiedad legal.
Comprender la diferencia entre estos dos conceptos es muy importante al tratar asuntos de propiedad inmobiliaria. En transacciones de bienes raíces, es fundamental asegurarse de que quien está vendiendo o transfiriendo un bien es el legítimo propietario y no simplemente alguien que tiene tenencia o posesión.
Además, este conocimiento puede ser útil en situaciones de disputa. Por ejemplo, si alguien está ocupando una propiedad sin el consentimiento del dueño, el propietario puede argumentar que la otra persona es simplemente un tenedor sin derecho legal a la propiedad, y puede iniciar acciones legales para recuperar su posesión.
La tenencia y la posesión de bienes son conceptos diferentes pero esenciales en el ámbito inmobiliario. La tenencia suele ser más temporal y basada en acuerdos como contratos de alquiler, mientras que la posesión implica control y puede, en ciertas circunstancias, derivar en la propiedad legal del bien. Entender estas diferencias es clave para proteger los derechos y evitar conflictos en el ámbito de bienes raíces.